El 5 de junio de 2012 tuvimos el agrado de presenciar uno de los fenómenos que se ve una sola vez en la vida porque se repite aproximadamente cada 100 años.
Pero la apreciación no solo debe quedar en el cielo, si el sol representa lo masculino, y venus lo femenino, es hermoso ver como cientos de personas el domingo pasado salieron a protestar en Bogotá por los derechos de la mujer y por el respeto que se merece a raiz de un espantoso homicidio donde se transgredió por completo el género femenino.
Es una lastima tener que llegar hasta la barbarie para pedir a gritos el respeto y la dignidad.
Te invito a reflexionar: cómo dentro de cada uno respetamos o no nuestra ánima o mujer interna, y cómo a nivel social se le da el espacio merecido y necesario al arquetipo femenino.
Atendemos nuestros placeres? le damos cabida a nuestras necesidades? respetamos la belleza en nuestra vida? nos permitimos gozar y disfrutar de lo que consideramos nuestro? decidimos por nuestra complacencia o esperamos que otros decidan por nosotros?
Al no mostramos lo que somos, entonces, cómo creemos que dignificamos nuestra ánima o femenino interno?
Si es el miedo, la culpa o la moralidad la que siempre termina acallando nuestro venus interno, acaso eso no es una violación a nuestro proncipio femenino?
Tal vez, ver en el cielo cómo se unen dos símbolos, permita que nos cuestionemos cómo dentro de nosotros podemos dignificar el femenino interno.